viernes, 13 de julio de 2018

EL GRAN BASURERO


La forma tan sencilla que ahora tenemos de deshacernos de las basuras en diferentes contenedores, en muchos casos soterrados, para su ulterior reciclaje, no fue siempre tan sencillo. Incluso la recogida de basuras -tal como hoy lo entendemos- por parte de los servicios de limpieza es relativamente reciente.


Vertedero de basuras de la Puerta de Orihuela (Murcia, 1953)

Siglos atrás, la basura, por ser principalmente de origen orgánico, era recogida y, transformada en compost, utilizada por hortelanos y huertanos como abono para sus tierras de cultivo. Sin embargo, por ser irregular la recogida, era frecuente arrojarla a discreción en solares próximos a las viviendas, provocando las inevitables pestilencias y la propagación de enfermedades. Ya en el siglo XVIII se promulgaban edictos donde se obligaba a los moradores, bajo pena de multa, a barrer y regar las confrontaciones de las casas; al menos dos veces al día. De hecho, ha derivado en costumbre que aún se mantiene, especialmente en zonas rurales.
En el siglo XIX, los ayuntamientos, para incrementar los ingresos de las empobrecidas arcas municipales, sacaban a subasta el barrido de las calles y la recogida de basuras que en ellas hubiera para que, después de su transformación en abono, fuera vendida a los agricultores. Estas regulaciones del servicio de recogidas provocaba numerosos conflictos con otros basureros que por cuenta propia recogían los desperdicios. Hasta bien entrado el siglo XX, en Murcia, la gente seguía arrojando basura y escombros de forma indiscriminada.


Imagen: vertedero de basuras y escombros en el Botánico, junto a Juan de la Cierva (Murcia, 1965)


 El pésimo servicio de recogidas, unido al bajo nivel cultural, mantenía el atávico comportamiento de una parte de sus ciudadanos. Era muy frecuente arrojar la basura al río, y a los solares y descampados que tanto abundaban; de hecho, junto a la explanada del Malecón había un solar utilizado como vertedero de basuras y escombros, incluso por los mismos empleados de la recogida.


Situación que tuvo el último gran vertedero (Murcia, 1928)

El último gran vertedero de basuras que hubo en Murcia estaba situado en parte de los terrenos del que fuera el cementerio de la Puerta de Orihuela, junto al Jardín de las Palmeras.

Dada la costumbre de las inhumaciones dentro de las ciudades, y en vista de la fácil propagación de enfermedades que esto conllevaba, se decidió, en el primer tercio del siglo XIX, sacar las zonas de enterramientos a las afueras de las poblaciones mediante Reales Órdenes. De esta forma se impuso a los ayuntamientos a disponer de solares para su uso como cementerios en la periferia de las ciudades. En Murcia hubo dos cementerios cercanos a la ciudad hasta 1887, año en que ambos fueron clausurados definitivamente, obligando a que los enterramientos se hiciesen en el nuevo cementerio de Nuestro Padre Jesús, al norte de Espinardo. (Los vecinos de esta pedanía manifestaron, a través de misivas al alcalde y a la prensa, sus quejas donde rehusaban el paso de los carruajes mortuorios por la Calle Mayor de la pedanía. Estas peticiones fueron desechadas ante la imposibilidad de arribar al cementerio por otro trayecto). La Puerta de Castilla, en noroeste de la ciudad (entre el convento de Agustinas y la Ermita de San Antón) marcaba, a principios del siglo XIX, los límites de la ciudad en esa zona. Allí se situaba, en extramuros, cercano al desaparecido convento de San Diego, el cementerio que daba servicios funerarios al área de poniente de la ciudad de Murcia.


Plano de situación del antiguo cementerio de la Puerta de Castilla (La Albatalía, Murcia)

El otro cementerio estaba situado, como ya he dicho, junto al «Jardín de las Palmeras» (de hecho, cuando yo era niño -antes de que se construyese el Polígono de la Paz- íbamos allí a comprar los exquisitos dátiles que daban (¿dan?) las numerosas palmeras del lugar. Todo el mundo lo conocía como el «Huerto del Cementerio»).
Debido al estado de abandono en que se encontraba este cementerio, en virtud de la aprobación por parte de las autoridades civil y eclesiástica, en 1923 se promulgó en el Boletín Oficial de la provincia, que, acabado el año, se procedería a la exhumación de los restos que allí aún había, para su traslado al cementerio de N. P. Jesús; quedando definitivamente eliminado. 

Ya en las primeras décadas del siglo XX, y después de las numerosas quejas del vecindario próximo a la Condomina por los constantes vertidos de basuras en esa zona, aprovechando la monda del viejo cementerio, parte de este será utilizado como nuevo vertedero de basuras. Lo que empezó de forma provisional fue consolidándose hasta que empezaron en los años 40 las numerosas quejas de los vecinos, ahora los de la Puerta de Orihuela, por los malos olores que emanaban del vertedero; quejas, a las que se sumaron posteriormente, en los 50, las protestas de la incipiente barriada de Vistabella, clausurándose definitivamente en 1958 como vertedero municipal; después de numerosas reclamaciones de  los vecinos, así como los cuantiosos artículos en la prensa diaria y, especialmente, al esfuerzo del doctor García Pérez en su infatigable empeño para la clausura del gran vertedero de basuras que allí había. Durante su vida útil como depósito de inmundicias, el Ayuntamiento ponía a la venta la basura, una vez convertida en abono para su uso agrícola. (14 pesetas los 50 capazos, en 1940). 



Vertedero de escombros junto a la plaza de Castilla (Murcia, 1975)

Los solares y descampados junto a las carreteras de entrada a la ciudad eran utilizados indiscriminadamente por albañiles y constructores como vertederos de escombros, por lo que el aspecto con el que la ciudad recibía a sus visitantes y moradores era bochornoso. En 1961, el alcalde Sr. Gómez Jiménez de Cisneros dispuso un solar cercano a la Plaza de Castilla, junto a la reubicada lonja, para albergar el escombro generado por las obras; aunque se mantuvo la horrenda costumbre de seguir arrojándolos fuera de él durante mucho tiempo. Aún hoy día quedan faltos de conciencia a los que les importa bien poco lo que las ordenanzas obligan.



Carro de recogida de basuras en la cuesta de los Molinos, hoy Museo Hidráulico (Murcia, 1953) 

El sistema de recogida de basuras, se hacía en carros de tracción animal; estando los vecinos de la ciudad obligados a poner sus desperdicios en un cubo a primeras horas de la mañana según fuera horario de verano o invierno. En el año de 1938, el Ayuntamiento puso a disposición de la recogida de basuras unos nuevos carros cubiertos, adecuados especialmente para esta misión. 


Recogida de basuras con camión. Pz. de Romea, Murcia (1964)

Esta forma de recogida de basura se mantuvo hasta principios de los años 60, cuando fueron sustituidos por unos camiones de regular tamaño, pero no como los que hoy podemos ver por la noche, sino que consistía en la misma manera que con los carros: los camiones pasaban a determinadas horas por las calles de la ciudad, vertiendo en ellos las basuras que las amas de casa -principalmente- entregaban en sus cubos. Como los vehículos incumplían frecuentemente el horario de recogida, se daba un triste (y nauseabundo) espectáculo al verlos por la ciudad haciendo el servicio a cualquier hora del día. 


Bidones de recogida de basuras. Vistabella (Murcia, 1971)

En 1966 se hizo un proyecto piloto de recogida en la barriada de Vistabella. Este consistía en un camión que distribuía a distancia regular unos bidones (de color gris, si mal no recuerdo) para que la gente pudiera echar ahí sus sobras. Al ser insuficientes para albergar las basuras que se generaban, estas rebasaban los bidones, cayendo los excesos por el lateral hasta el suelo: la escena que aquello ocasionaba y el mal olor que se producía, especialmente en verano, daban una imagen lamentable de esta parte de la ciudad.
La cosa tuvo su solución definitiva cuando se introdujeron los contenedores de plástico para arrojar las basuras, y el camión los volcaba a su interior ayudado por dos basureros que se afanaban en el boquete posterior. Ahora ya, ni eso. El conductor del moderno camión de recogida, se sirve de mecanismos auxiliares que elevan el contenedor hasta verter los desperdicios en las entrañas del vehículo con la ayuda de unos botoncitos; llevándose la basura bien lejos de la ciudad para su posterior reciclaje. 
¿Qué será lo próximo?


(Nota: Se puede agrandar el tamaño de las imágenes clicando sobre ellas)

Documentación: 
Archivo Municipal de Murcia
Archivo Regional de Murcia
CARTOMUR (Servicio Cartográfico de la Región de Murcia)
FOTOTECA Digital (Instituo Geográfico Nacional)
"UNA AVENTURA VULGAR" Cortometraje dirigido por Antonio Crespo (1953)
Dibujos: Esteban Linares

Edición E.L.R. (julio 2018)


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sábado, 7 de julio de 2018

MURCIA: PUENTE NUEVO ROJO

PUENTE NUEVO ROJO (Serigrafía s/ papel, 28x76 cm). Esteban Linares
(Clicar sobre la imagen para agrandar)

viernes, 6 de julio de 2018

MURCIA: PUENTE VIEJO ROJO


PUENTE VIEJO ROJO (Serigrafía s/ papel, 28x76 cm). Esteban Linares

(Clicar sobre la imagen para agrandar)

martes, 3 de julio de 2018

LOS CHICOS (1959)

Sinopsis:
Tres chicos se citan regularmente en el quiosco de su amigo el 'Chispa', hijo del dueño. Uno de ellos tiene que estudiar y los otros tres van al cine; aunque, por ser menores de edad, no los dejan entrar. Andrés trabaja de botones en un hotel y sueña con ser torero, Carlos es estudiante, y el 'Negro' es un muchacho tímido. Por lo que, junto al 'Chispa', forman una pandilla de cuatro adolescentes con ganas de divertirse. Sin embargo, la realidad los obliga a enfrentarse con los problemas de un mundo real, un mundo exclusivo creado solo para adultos.
Película dirigida por Marco Ferreri en 1959. 

En el quiosco prenden con pinzas las revistas y tebeos, de manera que así quedan expuestas al cliente un buen número de portadas. Una de ella, la revista Fotos muestra una imagen que a todos los murcianos nos resulta muy familiar.



La película, a pesar de no ser de las mejores de Ferreri (El pisito, 1959; El cochecito, 1960), se deja ver sin sobresaltos; y a algunos nos sirve como documento que nos traslada, sin remedio, a la atmósfera de nuestra infancia.




Y de paso, bajo la portada de Fotos, vemos en la desaparecida revista Triunfo a nuestro admirado Paco Rabal junto a Maria Félix en la película Sonatas (O Aventuras del Marqués de Bradomín), de Juan Antonio Barden (también de 1959).

Casualidades de la vida.


P.S. Las imágenes son ampliables.